¿Qué sería de nosotros sin el dinero? Esta semana he visitado, junto a otras compañeras, el museo Casa de la Moneda para hablaros de la historia de algo tan cotidiano para nosotros como es el dinero. Pero, ¿siempre ha sido tal y como lo conocemos ahora?
El recorrido consta de 17 salas que nos ayudan a entender mejor este bien. Para poder ahondar en la historia del dinero, primeramente debemos retroceder en el tiempo a cuando este bien no existía. Hablamos de "un mundo sin moneda", donde otros objetos servían como bienes y se les atribuía el valor que la comunidad le otorgaba, para que así, entre ellos, pudieran intercambiarlos por otros bienes, una técnica conocida como trueque. Para designar a estos bienes se usa el término premoneda. No debemos pensar en objetos semejantes a la moneda, sino en cualquier bien tangible o no que podamos cambiar por otro, como el maíz, el cacao, el tabaco, etc.
Pero este modelo no era sostenible, no se regía por leyes, sino por costumbres, lo que podía atraer problemas y disputas en los trueques. Así que los griegos crearon la moneda entre otras cosas, pues son bien conocidos por sus múltiples creaciones que a día de hoy perduran en nuestra vida cotidiana. Ellos comenzaron a crear pequeñas piezas de plata que servían para hacer pagos del día a día. Aunque esta no fuera creada para apoyar al comercio, principal escenario de la moneda, tuvo una extensión rápida en este sector debido al valor de cambio que, además, denotaba poder y soberanía en la sociedad griega.
Los siguientes que transformarán la moneda serán los romanos, fabricando las primeras monedas de bronce en tiempos de República. Las primeras monedas eran de gran tamaño, equivalente a su valor. Pero el excesivo peso fue reduciéndose para crear un abanico de monedas de diferente peso y valor. Estas primeras monedas son conocidas como ases. Aunque también harán algunas de plata en principio, como copia de las griegas, llamadas denarios. Los romanos fueron los primeros en retratar a sus gobernantes en dichos bienes, cosa que a día de hoy mantenemos. También reflejarán en ellas hechos históricos.
En la época de Hispania, algunas comunidades de la península ibérica empezaron a acuñar monedas de bronce y de plata. En sus caras reflejaron leyendas escritas en sus propios alfabetos. La moneda llego a la península por la romanización, ya que las ciudades tuvieron que adoptar las formas, costumbres y leyes de los romanos. La moneda llego a la península por la romanización, ya que las ciudades tuvieron que adoptar las formas, costumbres y leyes romanas. Esto originó cambios paulatinos en las monedas, ya que se iría incorporando al alfabeto latino a sus acuñaciones.
Con el paso a la edad media, la moneda del imperio romano sufrió cambio por la influencia de los pueblos germánicos. El imperio bizantino adoptó la vida romana durante esta época. El imperio bizantino adoptó la vida romana durante esta época. Con la llegada del islam, religión como moneda propia heredada de la moneda de oro bizantina y la sasánida de plata, circularán monedas totalmente contrarias a las conocidas, circularán monedas sin imágenes. Los islámicos llamaron dinar a sus monedas de oro, dirham a sus monedas de plata y felús a sus monedas de cobre. Cuando el Estado se desmoronó en taifas, se produjo la entrada de los almorávides que siguieron perpetuando el dinero, pero cambiaron la moneda de plata por el quilate. Después llegaron los almohades que hicieron los dinares más pesados, a lo que los cristianos llamaron doblas, y le dieron al dirham de plata forma cuadrada.
Las monedas de los reinos cristianos vuelven a tener representaciones iconográficas, aunque la importancia recae en las leyendas o inscripciones. Vuelven a aparecer retratos de gobernantes, claro ejemplo de poder, pero junto a este, aparecerán otros símbolos como las Cruces. Vuelve a aparecer retratos de gobernantes, claro ejemplo de poder, pero junto a este, aparecerán otros símbolos como las cruces. A finales del siglo XI, cada reino tuvo su moneda propia.
Ya en la edad moderna, la Casa de Austria hizo que se iniciara "la acuñación del escudo de oro y de las grandes piezas de plata de ocho reales, seguidoras del patrón del thaler centroeuropeo". Dichas piezas de plata serán llamadas ducatones y piastras en los territorios italianos y thaler en los alemanes. Este último término dará origen a lo que conocemos como dólar.
Todo esto ocurrió en Europa, pero al otro lado del charco, sobre 1535, comenzaron a asentarse en el continente americano las casas de moneda de México y Santo Domingo, seguidas por Lima, Potosí y Santa Fe de Bogotá. Desde América llegaba a la península ibérica la plata que se usaba para acuñar los reales de a ocho, también llamada posteriormente peso o duro. Estas monedas en su versión mexicana serán las que inicien lo que conocemos como dólar, que tuvo su origen en 1792. Más tarde, los Borbones abrieron las casas de moneda de Guatemala, Popayán y Santiago de Chile.
No fue hasta la llegada al trono de Carlos III que se fundó el banco de San Carlos. Esta entidad fue creada para responder a "una emisión de deuda pública conocida como vales reales, que es considerada un antecedente del billete de banco, ya que circuló como dinero". La misma entidad fue la que emitió las primeras series de cédulas. Esto ya eran billetes de verdad que podían canjearse por moneda y sin devengar intereses.
Con el paso del siglo XIX, en España aparecerá la peseta. Este nombre se presentará acuñado en monedas catalanas. Fue el nombre popular con el que se conocía a los dos reales de plata, que en aquellos tiempos tenía un valor de cuatro reales de vellón. El duro será otro término que aparecerá en las monedas de Gerona en torno a 1808. El gobierno provisional que derrocó a Isabel II fue el que instauró el sistema de pesetas, instauró el sistema de pesetas.
Ya en el siglo XX llegará la electricidad que revolucionó las fábricas culminando "la adaptación de todos los procesos a esta nueva fuente energía". Poco antes de la Guerra Civil, la II República acuñó monedas de todas las denominaciones, que prosiguieron tras la dictadura de franco.
La exposición le dedica también las salas 12 13 y 14 a la medalla, obra de arte parecido a la moneda por su forma y composición, además de por su método de fabricación. La salas 15 16 y 17 están orientadas hacia la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el papel sellado y la lotería y el sello postal. el sello postal.
Para ilustrar mejor este post, os dejo una galería de imágenes con las fotografías tomadas en la visita:
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