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La industria de los anticonceptivos

  • Foto del escritor: Andrea Bolsico
    Andrea Bolsico
  • 13 oct 2020
  • 3 Min. de lectura


Cuando nos plantamos ante tal negocio vislumbramos un gran abanico de productos. Es una industria relativamente nueva, ya que la anticoncepción lleva siendo tema de investigación desde hace miles de años en el campo de la medicina, pero ha ido desarrollándose de manera escalonada a lo largo de la historia. Surge principalmente como recurso de la prevención de embarazo, aunque para ello existieron y existen otras prácticas no médicas, como el coito interrumpido. Sin embargo, gracias al estudio de la materia durante tantos años, ahora no solo existen los anticonceptivos para el control de la natalidad, sino que encontramos más áreas a las que dan solución, como la prevención del contagio de enfermedades e infecciones de transmisión sexual o el tratamiento de enfermedades relacionadas con problemas hormonales.


La cadena de valor de esta industria comienza con la investigación de mejoras de los métodos existentes o la búsqueda de alternativas. La industria desea encontrar innovaciones que se ajusten a los cambios sociales del momento y a sus consumidores, puesto que, a día de hoy, por ejemplo, los anticonceptivos hormonales siguen arrastrando una gran lista de efectos adversos, que muchas veces pesa más que la lista de efectos positivos a la hora de decantarse por un método. También tenemos estudios que buscan mejorar la calidad de preservativos frente a distintas alergias o afecciones. Es decir, parte de una investigación que plantea problemas y busca dar soluciones para una mejora en la salud reproductiva actual.


Una vez tenemos la idea y hemos creado el producto debemos venderlo, y para ello es muy importante la información. La elección de un método anticonceptivo es una decisión muy personal e importante y se necesita información para poder tomarla con todos los frentes abiertos. La educación sexual va de la mano de estos productos, es un paso más para tener una buena salud sexual y reproductiva. También va ligado al autoconocimiento, comprender qué producto se adapta mejor a nosotros.


Con todo esto, debemos tener en mente la accesibilidad a los productos. No serviría de nada tener una idea, producirla y dar información sobre ella si luego no hay acceso a ella. Por esto, los anticonceptivos han salido del entorno médico-farmacéutico para trasladarse al ámbito del hogar o del ocio. Es decir, ya no solo encontramos productos en las farmacias, también los encontramos en supermercados, máquinas dispensadoras, cuartos de baño públicos... No obstante, no todos están a nuestro alcance. Muchos de ellos deben ser recetados o colocados por profesionales. Incluso existen operaciones que previenen el embarazo. En consecuencia, vemos cierta popularidad y preferencia en métodos como el preservativo masculino, que son de libre acceso.


La finalidad de los productos que crea esta industria es la prevención. Prevención de embarazos, de infecciones, de enfermedades y de prácticas abortivas. Si nos remontamos en la historia de los anticonceptivos veremos que ha sido una lucha por parte de la mujer. Esto hace que me cuestione por qué la mayoría de los anticonceptivos están diseñados sólo para mujeres. El peso de la anticoncepción recae sobre la mujer, puesto que es quien se puede quedar embarazada, por lo tanto tiene ante ella un abanico de posibilidades. Los anticonceptivos han otorgado a la sociedad el poder cubrirse en salud sexual, el poder elegir cuándo tener hijos, el poder tratar desórdenes hormonales, el poder evitar prácticas abortivas que perjudican la salud de las mujeres... Un dato curioso a mencionar es que los anticonceptivos son legales aquí en España desde hace 42 años, así que, por lo pronto, aún le queda mucho camino por delante a este negocio.

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